Manifiesto

Construyamos juntos el futuro de la Hispanidad.
Por un cambio de Paradigma.

Frente a la confrontación, hermanamiento.

¿Quiénes somos? ¿Qué buscamos?

La Hispanidad es la identidad compartida que une a los pueblos con una herencia histórica y cultural común, transmitida a través del idioma español. Incluye a España, gran parte de América, Filipinas y otros territorios de África y Oceanía. Todos nosotros somos sus herederos.

Su influencia trasciende territorios y gobiernos. Constituimos una extraordinaria potencia cultural, económica y social capaz de representar a millones de personas en el mundo. Nuestra riqueza parte de que somos una sociedad plural, diversa, creativa y preparada para lograr un mejor destino para nuestras naciones, nuestros ciudadanos y nuestras vidas.

Llamada al hermanamiento. Acciones compartidas y reconocimiento de nuestra grandeza, para dejar atrás la polarización y la leyenda negra.

La Hispanidad respira grandeza ancestral. La fusión de la raíz indígena, el Occidente español y mediterráneo, la aportación africana y el intercambio con Asia; todo ello sustentado con la Cosmovisión Cristiana, constituyen un acervo de grandeza único, pilar de un presente y futuro con enorme potencial.

Desgraciadamente, la narrativa histórica de España e Hispanoamérica se ha visto profundamente afectada por la existencia de la Leyenda Negra, una visión interesadamente distorsionada de nuestro pasado, extensamente alimentada y difundida por adversarios internacionales y propios.

Esta falsa perspectiva ha calado profundamente en la conciencia colectiva de nuestros países, a menudo exacerbada por agendas políticas particulares, resultando en una resistencia a considerar los hechos históricos en su dimensión real, que ocultan a menudo el inmenso valor de pertenecer a la cultura y el legado hispánicos. Se perpetúan así estereotipos negativos e inhibidores del desarrollo conjunto.

Frente a esto, en los últimos años, en diferentes ámbitos de la Hispanidad, se multiplican las voces dispuestas a cambiar las cosas. Intelectuales, empresarios, organizaciones civiles y ciudadanos de a pie, que luchan contra esa Leyenda Negra y reivindican la Civilización Hispana y su Mestizaje como un gran legado histórico y cultural del cual sentirse orgulloso.

Cada vez con más conciencia, las sociedades se inclinan hacia posicionamientos favorables al hispanismo y a la necesidad de fortalecer nuestras relaciones, viendo con buenos ojos impulsar la hermandad de la civilización hispana para afrontar un futuro lleno de retos que solo puede tener éxito si cooperamos.

Debemos ser capaces de analizar nuestra historia común con valentía, sentido del tiempo, rigor analítico y ausencia de sectarismos, para poder vislumbrar hacia el futuro un horizonte ilimitado de oportunidades. La integración cultural, económica y solidaria, signos de nuestro tiempo, son nuestra mejor carta de presentación en un mundo de enorme competencia.

Tal vez no podamos unificar puntos de vista en un futuro cercano, tal vez siga el discurso de la polarización y el enfrentamiento entre algunos, pero lo que es innegable son los lazos estrechos y permanentes junto con el enorme potencial de la colaboración, que nos deben servir de guía para construir un mejor futuro compartido.

Desplegando nuestro potencial económico-cultural: imaginando una nueva realidad.

El potencial de trabajar de forma coordinada los países de la Hispanosfera (de América, de Europa, de Asia y de África) llega hasta tal punto, que diversos análisis de prospectiva estiman que un bloque formado por los países Hispanos se puede convertir en uno de los principales bloques del Siglo XXI, a la altura de potencias como China, Estados Unidos, Rusia o la Unión Europea.

Con una extensión que suma más de 12,5 millones de kilómetros cuadrados, que consituye la segunda mayor superficie de terreno del mundo; una población de más de 580 millones de personas, lo que constituiría un enorme y pujante capital humano, y también de mercado interno; superando en PIB conjunto los 5 trillones – 5 millones de millones- de dólares, lo que refleja un poder económico enorme.

En cuanto a riqueza material, en recursos minerales contamos con importantes yacimientos de minerales esenciales para la industria moderna, como el cobre o el litio, fundamentales para la transición energética global, y el coltán, que ofrece la oportunidad de convertirse en un líder mundial en la producción de componentes electrónicos y tecnologías limpias, como son las energías renovables, donde España y varios países hispanos están a la vanguardia en la producción de energía renovable, con una capacidad instalada que supera los 100 gigavatios.

Este bloque también alberga una parte muy significativa de la diversidad biológica mundial. Tan sólo un ejemplo: la Amazonía, que se extiende por varios países sudamericanos, que es la selva tropical más grande del mundo y hogar de una inmensa variedad de especies.

En materia de innovación tecnológica, varias empresas están a la vanguardia en sectores como las telecomunicaciones y la biotecnología, con inversiones que ascienden a miles de millones de dólares

Por el lado de la producción agrícola, somos líderes en la exportación de productos básicos en la economía mundial como el café, el plátano y el cacao, entre otros muchos, con ventas que superan los 50 mil millones de dólares anuales. La unión de los países hispanos podría fortalecer su posición en el mercado global de productos agrícolas, aprovechando la variedad de climas y suelos para producir desde frutas tropicales hasta cereales de clima templado, contribuyendo a la seguridad alimentaria mundial y la erradicación del hambre en el mundo.

Con un patrimonio cultural de más de 175 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo que demuestra una gran riqueza y diversidad cultural que se pueden promover conjuntamente. En conjunto hemos sido galardonados con 24 Premios Nobel en diversas categorías, destacando contribuciones en literatura, medicina y paz.

En cuanto a la influencia lingüística, el español es el segundo idioma más hablado del mundo en número de hablantes nativos, por detrás del chino mandarín y por delante del inglés y el hindi, lo que otorga una influencia cultural y económica de primer nivel en el ámbito internacional, muy particularmente en las redes sociales e internet, donde la comunicación y el contenido en español alcanzan a una vasta audiencia global.

No olvidamos los deportes, ya que contamos con un extraordinario potencial a nivel mundial, como lo demuestran las 6 Copas Mundiales de fútbol, más de 150 medallas de oro olímpicas, 62 títulos de Grand Slam en tenis individual, etc., constituyendo una gran potencia deportiva mundial.

En síntesis, la unión de los países hispanos puede generar sinergias muy poderosas. Al unir fuerzas, podemos potenciar nuestras economías, compartir conocimientos, y crear un mercado común más grande. La cooperación en áreas como la investigación, la tecnología y la cultura nos permitirá avanzar más rápido y alcanzar mayores logros de los que podríamos obtener individualmente.

¿Y si subimos la apuesta? Abarquemos la Iberosfera.

A las estimaciones y potencialidades descritas, pensemos en un escenario más optimista. ¿Y si ese bloque económico-cultural-político fuera no sólo la Hispanidad, sino la Iberosfera? Es decir, Portugal, Brasil y los territorios de África y Asia de habla portuguesa. Hay que destacar que el español y el portugués son las únicas lenguas con presencia global que son entendibles entre sí, lo que facilitaría enormemente la cooperación de sus habitantes e instituciones.

Los beneficios serían enormes. Nuestra influencia cultural, económica y diplomática nos llevará a un bloque de bienestar y prosperidad sin precedente.

Superemos el pasado. Hagamos posible una Iberoamérica unida que mire al futuro.

Ante una perspectiva como la descrita, que nos podría brindar la posibilidad potencial de crear un bloque económico-cultural que compita y coopere a futuro en condiciones de igualdad con otros bloques económico-culturales, la pregunta que se suscita es: ¿Pueden los hispanos con visiones distintas, e incluso contrarias, sobre nuestro pasado, dejar atrás discursos de agravios y asumir una nueva visión de futuro compartido?

Nuestra respuesta clara es ¡¡DEFINITIVAMENTE SÍ!!

Aunque puede que no estemos de acuerdo en aspectos de nuestra historia, es innegable que unirnos nos beneficia. Imaginemos el poder combinado de 600 millones de personas trabajando como iguales hacia objetivos comunes. Esta estrecha colaboración no sólo simboliza la mayor fuerza colectiva, sino que también promete beneficios tangibles para cada ciudadano.

En un mundo dinámico y de gran movilidad a partir de las comunicaciones, la tecnología, el intercambio comercial y flujo de personas, tenemos la oportunidad única de entrelazar, integrar y formar una gran alianza de nuestras sociedades ibero-parlantes.

La fuerza unida de los países de la Iberosfera podría crear un bloque económico, social, cultural y político de gran relevancia en el escenario internacional, con capacidad para influir en las decisiones globales y defender sus intereses comunes.

La colaboración podría ser del tipo Unión Europea o similar, encontrando fórmulas para que todos los países estemos cómodos desde una posición de igualdad y fraternidad. Soberanos cada uno, pero unidos por nuestros objetivos comunes.

Triple cambio de paradigma.

Una Hispanidad (y no digamos una Iberosfera) unida, tendría el potencial para convertirse en uno de los grandes ejes de poder a nivel mundial, con capacidad para mejorar notablemente el futuro de sus ciudadanos e influir en la agenda global desde una perspectiva propia.

La clave del éxito radica en este triple cambio de paradigma: enfocarnos en el potencial que nos ofrece un futuro unidos, establecer estrechas líneas de colaboración entre nosotros (alcanzando una agenda común), y contraponer discursos de división con narrativas de hermanamiento.

¿Podremos los ciudadanos, las instituciones y los líderes de los países iberoamericanos aprovechar la oportunidad histórica de construir un futuro en común?

La respuesta a esta pregunta determinará nuestro destino. Las dificultades son muchas, pero las ventajas de la alianza son incalculables. Todos estamos llamados a trabajar para crear un futuro más próspero y justo para nuestra comunidad.

Es la Sociedad Civil quien debe llevar adelante las acciones que den forma a esta integración. Es tiempo de tomar la iniciativa desde la ciudadanía.

Pongamos en la agenda los más variados aspectos de la economía, la cultura, la ciencia y la investigación, el intercambio de personas, bienes y servicios, experiencia y conocimiento…

Ha llegado el momento de dar ese paso decisivo hacia delante.

La unión hace la fuerza.